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disfrutamos como locos ensayando la coreografía de Mercè Pastor (WDA) para el baile e incluso visitamos una feria de bodas.
La boda de Gemma y Jordi (29/07/2017)
El día de la boda nos levantamos pronto, puesto que nos casábamos al mediodía. Me pareció que mis padres estaban más nerviosos que nosotros. Mi madre soñó con los botones de mi vestido, que subían por toda la espalda y que debía abrocharme. Al final, entre ella y nuestro fotógrafo (autor de las imágenes de esta entrada, que hablan por sí mismas), Carles Gabarrella, lo consiguieron sin complicaciones. Cuando llegué al monasterio con mis padres, había gente fuera que quería vernos entrar (entre ellos, un alumno mío). Del brazo de mi padre, nos dirigimos al altar. Al apartarse las cámaras, nos miramos. Se nos congeló la risa. Él no paraba de repetirme que estaba tan y tan guapa. Mosén Carles contó cómo nos conocimos, en el meridiano de Greenwich a su paso por Londres. Volvimos a ser conscientes de la música (Divertimento Musica) en el momento previo a cogernos la mano. Me giré un momento y me emocioné al ver a mis abuelos en primera fila. Rescaté el pañuelo (el objeto prestado) con que había envuelto el ramo para secarme las lágrimas y volví la mirada hacia delante. Se me puso la carne de gallina (se ve en el vídeo). Por un momento, Jordi se olvidó del calor. Nos casamos.
El día pasó volando y se aceleró aun más des del momento en que entramos al aperitivo con la música de “Marry you” de Bruno Mars, tocada por Eduard Freixa i Martí Riera hasta el baile. La comida fue deliciosa (mi madre siempre dice —y lo comparto— que ojalá pudiéramos repetirla y la pudiéramos saborear otra vez sin las mil emociones de aquel día). Tuvimos la sensación de que todo el mundo había venido con muchas ganas de pasárselo muy bien, de que la celebración salió fuera de serie y de que las atenciones que el Mas dedicó a nuestros invitados no podrían haber sido mejores (las personas que sufren de alergias alimentarias nos comentaron lo cuidado que había estado todo, la gente mayor se sintió atendida en todo momento, las copas no se vaciaron en ningún momento, a una amiga mía incluso le zurcieron el vestido). A la mañana siguiente, nos llegaron fotografías de distintos rincones de la finca hechas por diferentes invitados y, aun así, no agotaron los que aprovechamos para las fotografías de postboda (en el que acabamos en la playa, más bien dentro del mar).
Después de pensar durante meses en cada detalle de la boda, pensamos que no era posible para nadie percatarse de todos ellos. Es ahora, mirando el álbum, que puedo fijarme en las caras de asombro al ver el exquisito pastel de seis pisos de Mericakes, decorado con flores naturales a conjunto con mi ramo. Oigo en el vídeo los gritos cuando Jordi me levanta en el baile de los novios (la coreografía fue una sorpresa, puesto que yo nunca bailo). Y nuestros rostros reflejan una alegría desbordante, felicidad.
Autora: Gemma Pellissà ( La novia )
Fotografía: Carles Gabarrella