Casarse en el Mas de Sant Lleí es casarse entre muros con una larga historia. Sus orígenes se remontan al siglo XII, en plena Edad Media, cuando el obispo francés Sant Lleí, caballero en los ejércitos de los descendientes de Carlomagno, fue recompensado con las tierras que ocupan la masía como pago por sus gestas, a las que bautizó con su nombre: Sant Lleí.
Desde entonces la masía ha pertenecido a distintos propietarios. En 1129 Rolando de Sant Lleí donó parte de las tierras al Abad de Sant Cugat.
Años más tarde, la casa perteneció, junto al Castillo de la Roca, a Berenguer de Sant Lleí para posteriormente pasar a manos de la familia Marqués. Altos dignatarios de la corona de Aragón regentaron también la casa, sus tierras y el castillo durante más de un siglo.
En 1750 fue derribada la pequeña ermita anexa para unir sus dependencias a la parte común de la casa.
En el transcurso de los siglos, la casa y sus tierras fueron propiedad de diferentes señores como fruto de herencias, donaciones y ventas convirtiéndose en masía para cultivos y labranza. En 1887 sus propietarios transformaron parte de la masía en casa señorial respetando parte de la estructura de masía tradicional y haciendo gala de un gusto exquisito. El último propietario noble del Mas de Sant Lleí fue el Conde de Reus.
Los muros del Mas de Sant Lleí nos cuentan su historia y esconden espacios con mucho encanto, como las antiguas caballerizas donde todavía se pueden distinguir las aspilleras donde se introducían las armas para la defensa de la masía fortificada, o la bodega que se mantiene intacta al paso de los años.
Todos estos espacios con una larga historia son un marco incomparable para vuestro reportaje fotográfico y para acoger una celebración tan importante como es el día de vuestra boda.