Cuenta la historia que según la creencia romana, las perlas atraen el amor y son un buen augurio en el matrimonio, así como portadoras de la belleza. Y no es de extrañar, ya que si indagamos un poco en cómo se forman, averiguaremos que es el espíritu protector y de supervivencia lo que las convierte en extraordinarias.
Elegante, chic o romántico, cualquiera que sea estilo, seguro que combina perfectamente. Pero si tu estilo es vintage, no dudes en ponértelas en un collar largo.
Si las prefieres como protagonistas, las puedes lucir en pendientes o en gargantilla. O si lo que quieres es que aparezcan en un segundo plano, quizás serán ideales compañeras para un pequeño adorno en el pelo, en un broche o una diadema, dando un aire sutil y muy elegante.
En cambio, los diamantes son un acierto seguro, que te aportarán luz y brillo en la parte que elijas para llevarlos. No dudes en añadirle color, por ejemplo a conjunto con tu el ramo, seguro que serán el centro de atención.
Sea la razón que sea, suele ser cuestión de gustos que la novia elija perlas o diamantes, debiendo elegir forma y color dependiendo del traje de novia, el color de piel y de pelo. E incluso, ¿por qué no elegir ambas?
Lo más importante es sentirse cómoda con lo que lleves y disfrutar al máximo el día de tu boda, porque pasa muy rápido.